Limpieza

Una cubeta de plástico, una esponja suave no abrasiva, un trapo suave no abrasivo, un par de guantes de hule, gogles para protección ocular y un soplador de aire.

Fibras abrasivas metálicas, fibras abrasivas no metálicas, lijas, cepillos de cerdas de alambre, espátulas metálicas y piedras pómez.

Es muy importante siempre usar limpiadores fuertemente alcalinos y no clorados.

Descarte el uso de limpiadores formulados a base de cloruros. Evite el uso de limpiadores que tengan sales cuaternarias, tales como la amonia.

Paso 1.- Aplique el limpiador con un paño suave frotando paralelamente a las líneas de pulido del acero inoxidable hasta remover todo tipo de resíduo o mancha. Cuando no sean visibles las líneas de pulido aplique el limpiador en forma lineal en un sólo sentido.

Paso 2.- Enjuague con una esponja empapada de agua hasta retirar por completo el limpiador y los residuos de suciedad.

Paso 3.- Seque perfectamente con un trapo limpio y seco.

Paso 4.- Aplique aire en forma abundante para permitir que el acero se termine de secar al cien por ciento, el oxígeno le ayudará a mantener su capa protectora.

Es importante que el agua que se usa en su cocina sea tratada o suavizada para reducir el contenido de sales minerales. El agua con alto contenido de sales de calcio o magnesio (agua dura) tiende a formar incrustaciones y picaduras en el acero inoxidable, además el agua dura disminuye la capacidad del jabón de crear espuma, lo que incrementa el tiempo de su uso y nos obliga a emplear mayor concentración del producto para cumplir con la misión de lavado.